«Mar soy y mar seré»

Threads of desire de Luis Royo©

(borrador)
SU BELLEZA

Hace miles de noches
Una solitaria mujer,
Cuyo nombre provenía de las montañas,
Estaba sentada sobre una roca.

Ella, en su desolación, lloraba.
Cerca de su lamento,
Una divinidad, incandescente como el dolor
y la felicidad, se aproximó.
Ésta le preguntó del porqué de su tristeza soslayable.
La alicaída criatura con inclementes palabras
De repentinos pensamientos respondió:

— ¿Por qué soy la única en este lugar que no posee belleza?

—Ve lejos —replicó la divinidad—,
Hasta donde tu vista jamás haya palpado
Ese desentrañable lugar llamado río.
Sé que ni siquiera conoces su horizonte final.
Acércate hasta su borde oscuro.
Refléjate en él
Y encontrarás las respuestas, tú cambiarás.

Luego el ser sagrado se hundió entre la niebla
Y regresó al centro de la tierra.

— ¿Desaparecerá el eterno lamento de mi cuerpo
En aquel lugar?— Se decía
Entonces aquella vida de ojos reflectantes
Y cuerpo melodioso.

Caminó hacia su destino.
Durante el trayecto ésta se preguntaba,
Inquieta, ondulante y fría:

— ¿He viajado durante noches o días?
El tiempo aquí no existe,
La luna y el sol se han abrazado
En un suspiro desolador de éxtasis incontrolable.
Ambos embriagados, tal vez, por los licores que se comparten
En cada fiesta de enlaces eternos.


Mientras se aproximaba, los árboles cantaban:

Soltando un extraño resuello,
En este mundo, ella danza;
Describe a cada paso su vida,
Jamás ha nacido ni tampoco vivido;
Sólo susurros milenarios alimentan su existencia.
Clama, pero nunca ha visto su rostro;
Un ocaso la amó, un cielo la besó;
Cuántas veces ella a la culpa ahogó...

Con creencia efímera llegó
Por fin hasta aquel lugar,
Cumplió el mandato de su amiga momentánea.
Se acercó temerosa.
Se agachó silenciosamente
Y con las pupilas llenas de misterio se observó.
El reflejo del río esmeralda
Reveló el enigma.
La mujer de cenizas y polvo a la muerte abrazó.
Pero antes de dar el último suspiro
Notó que en su frente estaba escrito:

—«Mar soy y mar seré,
Esa es la única verdad»

Autor: Cristian Guerra Maya©